Masterización y minimalismo

por Hollin Jones

En su estudio Weird Jungle situado en Brighton, la ingeniera de masterización Katie Tavini ha masterizado proyectos para Emeli Sandé, Arlo Parks, Nadine Shah, así como para Echobelly y Ash, entre otros. Quedamos con ella para hablar sobre su trayectoria de violinista a experta de masterización cotizada y le preguntamos cómo enfoca la masterización teniendo en cuenta las diferentes plataformas de música actuales.

¿Podrías hablarnos un poco de cómo empezaste a masterizar? ¿Trabajabas como música antes?

En la escuela dábamos clases de música. Yo aprendí a tocar el violín y llegué hasta el nivel de licenciatura, pero siempre me interesó más el lado técnico de la creación musical. Cuando era más joven, solía componer pequeñas melodías, chiptunes y música MIDI, pero también me interesaban otras cosas, como ver una colección de micrófonos. Más tarde, cuando iba a conciertos, lo que hacía el ingeniero de sonido me parecía casi tan interesante como lo que hacía el grupo. Me gustaban todos los aspectos de los diferentes tipos de música, pero nunca pensé que pudiera convertirse en una profesión, ya que no conocía a nadie que trabajara en esto.

¿Pero seguiste adelante de todas formas?

Fui a la Universidad de Salford y me saqué la licenciatura en música. En realidad fue una formación en música clásica, ¡así que tuve que volver a tocar el violín! Pero ofrecían un pequeño módulo denominado Estudios de la grabación en el que nos animaban a experimentar y divertirnos con el equipamiento del estudio, más que centrarnos sólo en el lado teórico. Solía quedarme ahí todos los días hasta la medianoche grabando grupos diferentes y pasándolo muy bien. Un día, un tutor me ofreció un trabajo en un estudio que él no pudo aceptar por tener demasiado trabajo. No sabía si esto iba a dar algún fruto, pero al final acabé trabajando como ingeniera para un productor llamado Bill Leader que comenzó a grabar música en los años cincuenta. Cuando empecé a trabajar con él, él tenía ochenta años. Tenía muchísima experiencia y pude aprender mucho de él.

¿Cómo te llevó esto a convertirte en ingeniera de masterización?

Cuando eres ingeniero, la gente muchas veces espera que también hagas la mezcla. Pero yo no era buena mezclando. Eso era antes de existir los tutoriales de YouTube. Los foros eran la única forma de obtener información. Pregunté cómo podía mejorar mis conocimientos de mezcla y alguien dijo que una buena forma era aprender a masterizar. No sabía exactamente lo que era la masterización, aunque ya había contratado a ingenieros de masterización para los grupos con los que trabajaba. Usé las canciones de los estudios en los que trabajaba y practiqué masterizándolos en casa, comparando los másteres profesionales ya terminados con lo que yo había hecho.

Una noche estaba navegando en Internet y recibí un mensaje de alguien que me preguntaba si conocía a alguien que supiera masterizar. ¡Él había escuchado la música en la que yo había trabajado y necesitaba cambiar algo justo en ese momento! Esto fue algo bastante raro, sobre todo porque hasta ese momento nunca antes había masterizado para nadie. Acepté la propuesta, pero con la condición de que en caso de sonar mal, no lo usaría. Nos pasamos toda la noche enviándonos archivos entre nosotros y hablando sobre los diferentes sonidos y cómo mejorarlos. Por la mañana ya teníamos un EP masterizado, y al grupo le gustó. Mi segundo encargo fue para su propio grupo llamado Sonic Boom Six, que me gustaba mucho. Hasta el día de hoy aún trabajo con James. Llevamos trabajando juntos desde el 2012. Todo ocurrió casi por casualidad y llegó en un momento en el que estaba a punto de dejar la música. Aún no he conocido a un ingeniero de masterización que se hubiera planteado trabajar en esto desde el principio. Todo el mundo que conozco viene de otros entornos y se encontró con esta profesión casi por casualidad.

¿En ese momento ya trabajabas sólo con software?

Fue más o menos en 2009 cuando empecé a trabajar con Bill. Ellos tenían un montón de hardware en su estudio, pero yo sólo tenía un portátil y unos auriculares. Es lo que utilicé para mis primeros trabajos. Supongo que estaba acostumbrada a escuchar música con auriculares. Por aquel entonces era fácil conseguir una buena interfaz de audio USB por poco dinero, así que me compré con una consola de mezclas FireWire de Mackie y la utilicé como interfaz. No sabía cómo configurar un estudio, en los estudios en los que trabajé ya estaba todo montado.

En esa época, el equipamiento no era muy asequible que digamos, ¡así que usé esa gran mesa de mezclas sólo para la entrada y salida de audio! Compré los plug-ins de Sonnox bastante pronto porque ya los había usado antes y los conocía. Trabajé con ellos durante un par de años. Eso era todo. Yo y mi portátil.

¿Y qué software utilizabas?

Compré Cubasis, que incluía una copia gratuita de WaveLab. Quería programar MIDI y esas cosas, pero WaveLab sonaba increíble y su forma de operar me pareció muy lógica. Desde entonces utilizo WaveLab. ¡El desarrollador principal de WaveLab, Philippe Goutier, solía venir a la Biblioteca Británica cuando estaba trabajando en la transferencia de audio para preguntarnos qué prestaciones necesitábamos! Siempre preferí WaveLab para cosas como editar muestras porque es muy estable. Sé que con WaveLab obtengo los mejores resultados, así que no quiero utilizar otra cosa.

¿Hay prestaciones que te gusten especialmente?

Me gusta todo, pero especialmente me gusta la medición integrada. El visor de fase y la medición de sonoridad son especialmente útiles. Lo que más me gusta es la interfaz con pestañas, como en un navegador. Para mí es una forma muy intuitiva de trabajar. Creo una cadena para cada proyecto y voy saltando de una pestaña a otra para comparar las pistas. Así es muy fácil comparar lo que has hecho con la mezcla original. Te evitas muchos clics. Si hiciera esto con un DAW tendría que usar mucho más el ratón.

¿En qué medida influye el cliente en la masterización? ¿Los clientes ya vienen con una idea en mente o quieren que les arregles la mezcla?

Por lo general, la gente ya tiene la mezcla terminada y la masterización es casi como una comprobación de calidad. Conozco ambos lados, ya que mezclé para muchos grupos. Conozco la sensación de estar demasiado metida en la música y sé que es posible no ver ciertos errores, hacer mal los fundidos y ese tipo de cosas. Así que a veces hago correcciones. Masterizar es un proceso relativamente rápido en comparación con todas las demás cosas que implican hacer un disco. Cuando te llega la música, tienes los oídos frescos y es fácil darte cuenta de pequeños errores porque nunca antes habías escuchado la canción. Un productor puede darme canciones de referencia y una guía de cómo debe ser el disco. A veces la gente sólo quiere ver qué se te ocurre a ti. Pero los encargos son tan distintos entre sí que debes tratar cada proyecto con una mente completamente abierta. No existe un proceso fijo, no tengo una cadena de masterización ya establecida y trato cada canción de forma individual.

¿Cuáles son los errores más grandes que suele cometer la gente al masterizar su propia música?

Cuando la gente masteriza sus propias mezclas, muchas veces piensan que deben cambiar algo o hacen más de la cuenta. Mi concepto de la masterización es que es un proceso bastante minimalista. Cuando empecé, a veces hacía demasiado, pero es con moderación como consigues un buen máster. Al principio puedes animarte demasiado al tener tantas herramientas, pero realmente se trata de aprender cuándo dar un paso atrás. Simplemente súbelo hasta el nivel correcto y escucha el resultado. Seguramente ahora es escuchen más los graves, así que lo compensas con un ecualizador. Sólo por tener todas estas herramientas no significa que tengas que usarlas. Los artistas actuales quieren que su música suene muy alto, pero tienes que tratar cada género musical de forma adecuada.

Hoy en día hay tantas formas de escuchar música, ya sea con auriculares de botón, auriculares cerrados, cascos, puedes escucharla en el coche, en el ordenador o en equipos de alta fidelidad. ¿Intentas tener todo esto en cuenta o simplemente creas el mejor máster posible y ya está?

Lo que me parece muy interesante es que las plataformas de streaming suelen cambiar sus algoritmos con bastante frecuencia. Si, por ejemplo, has masterizado algo para Spotify, y en un año cambian el algoritmo, esa canción sonará muy diferente. Por eso intento crear la mejor versión posible. En caso necesario, siempre creo versiones mucho más dinámicas para vinilo, ya que es más fácil conseguir pegada si el material es más dinámico. También hice remasterizaciones para Ash — The BBC Sessions y Echobelly. En esos casos obtuve incluso las mezclas originales en lugar de los másteres originales, así que tenía mucho espacio con el que trabajar. Además, ¡me encantó trabajar con música con la que crecí!

katietavini.co.uk