¿Pero seguiste adelante de todas formas?
Fui a la Universidad de Salford y me saqué la licenciatura en música. En realidad fue una formación en música clásica, ¡así que tuve que volver a tocar el violín! Pero ofrecían un pequeño módulo denominado Estudios de la grabación en el que nos animaban a experimentar y divertirnos con el equipamiento del estudio, más que centrarnos sólo en el lado teórico. Solía quedarme ahí todos los días hasta la medianoche grabando grupos diferentes y pasándolo muy bien. Un día, un tutor me ofreció un trabajo en un estudio que él no pudo aceptar por tener demasiado trabajo. No sabía si esto iba a dar algún fruto, pero al final acabé trabajando como ingeniera para un productor llamado Bill Leader que comenzó a grabar música en los años cincuenta. Cuando empecé a trabajar con él, él tenía ochenta años. Tenía muchísima experiencia y pude aprender mucho de él.